El Propionato se encuentra en la mayoría de los panes de molde y panes envasados, además de en bollería industrial, caramelos y algunos quesos. El conservante E-280 a E-283, evita la aparición de bacterias y de moho, por lo que es especialmente utilizado en los productos de panadería.
Se trata de un compuesto químico sobre el que no hay que preocuparse. Sin embargo, este conservante ha sido objeto de distintos estudios y apunta a que el propionato podría aumentar el riesgo de obesidad y diabetes.
Según este estudio, de la Escuela de Salud Pública Harvard T.H. Chan, el Hospital Bringham and Women’s y el Centro Médico Sheba en Israel, el propionato aumenta los niveles de varias hormonas relacionadas con el sobrepeso y la obesidad. La investigación se realizó en ratones y una pequeña muestra en humanos, con 14 individuos.
Se administró propionato a ratones y éstos experimentaron un aumento de hormonas relacionados con la glucosa, que llevó a los ratones a una hiperglucemia, rasgo definitivo de la diabetes.
En sus conclusiones afirmaron que el tratamiento crónico de ratones con una dosis de propionato “equivalente a la consumida por los humanos” les condujo a un aumento de peso y a mayor resistencia a la insulina.
La investigación buscó los resultados en humanos a través de un estudio sobre 14 pacientes, a la mitad se le ofreció comida con 1 gr. de propionato.
Se controló su sangre 15 minutos después de haber comido y luego cada 30 minutos durante cuatro horas. Los que habían tomado propionato vieron aumento en las hormonas implicadas al igual que en los ratones.
El propionato fue objeto de otra investigación que planteó su potencialidad como ingrediente saciante, aunque científicos lo ponen en cuestión. “En las cantidades habituales el cuerpo lo absorbe antes de que pueda tener efecto saciante. Por eso se plantea unido a otras moléculas [acetato] pero aún así no compensa, no le da tiempo a tener esa propiedad ni por dosis ni por absorción”.