Herpes zóster: definición y características

por | 26 abril, 2021

El herpes zóster, conocido también como culebrilla, es una alteración cutánea cuya definición y cuyo tratamiento provocan algunas dudas en los que la sufren. Se analizan estas y otras cuestiones en los siguientes apartados.

¿En qué consiste?

Es una erupción vesicante (con ampollas) en la piel que genera dolor. Recibe su nombre al estar provocada por el virus que origina la varicela (Varicella-zoster).

Causas de aparición

Cualquier persona que haya contraído y superado la varicela ha de saber que el organismo no elimina totalmente el antedicho virus, que pasa a convertirse en latente y alojarse en los nervios. Pasados ciertos años, el virus vuelve a la actividad y provoca un herpes en la piel.

En ocasiones, los pacientes se sorprenden porque no tienen constancia de haber tenido varicela. Esta circunstancia se debe a que hay casos muy leves que no desarrollan una sintomatología, lo que no evita que el virus entre en el organismo y produzca la reacción antes explicada.

Es importante subrayar que las personas que presentan mayores probabilidades de padecer este herpes en la piel son las que tienen más de sesenta años, las que sufrieron varicela antes de cumplir su primer año de vida y las que, por enfermedad o consumo de medicamentos, tienen un sistema inmunitario debilitado.

CH Salud: consecuencias del herpes zóster

¿Se puede contagiar?

No. Si una persona, de cualquier edad, toca la erupción y no pasó la varicela durante la infancia o no se vacunó, desarrollará la varicela, pero no la culebrilla.

Sintomatología

Los síntomas del herpes zóster más habituales son la sensación de ardor, el dolor y el hormigueo en un lado del cuerpo. Las molestias van aumentando progresivamente hasta que la erupción es visible. Presenta formas irregulares cubiertas de ampollas que se van rompiendo y van desapareciendo a las dos o tres semanas.

Las áreas de aparición habituales suelen ser el vientre y el pecho, aunque puede extenderse hacia la cara, las orejas, los ojos y la boca. Dependiendo de cada paciente, también es habitual experimentar fiebre, escalofríos, malestar, cefalea, dolor en las articulaciones e inflamación en los ganglios linfáticos.

Consecuencias

De no tratarse correctamente, el virus seguirá actuando y puede provocar consecuencias de mayor gravedad. Son habituales la dificultad para mover los músculos faciales, la ptosis (caída de los párpados), experimentar problemas de audición, la reducción de la movilidad ocular y las alteraciones en el gusto y la visión. Dependiendo la fortaleza del sistema inmunitario del paciente, también podrían experimentarse infecciones cutáneas bacterianas, encefalitis, sepsis y el síndrome de Ramsay Hunt.

CH Salud: tratamiento para el herpes zóster

Tratamiento

Lo habitual es que se apueste por corticosteroides para bajar la inflamación y reducir el dolor. De no ser eficaz esta alternativa, se suelen recetar antihistamínicos (para aliviar la picazón), cremas con capsaicina (por su efecto analgésico) y medicación contra el dolor. Una vez más, dependerá de cada caso particular y cómo vaya reaccionando la persona al tratamiento recomendado. El ajuste de la dosis es imprescindible para mejorar los síntomas.

Es imprescindible que el paciente revise si tiene fiebre y repose hasta que esta baje. El uso de compresas frías suele aliviar las molestias. A las personas que no han pasado la varicela y las embarazadas se les recomienda mantener una distancia de seguridad con los enfermos que tengan lesiones en periodo de supuración.

El herpes zóster requiere tanto un tratamiento médico específico como toda la atención del paciente a sus propios síntomas. Puede erradicarse en menos de un mes, siempre que se apueste por la supervisión médica. Si bien no hay manera de prevenir su aparición, sí es posible superarlo con relativa facilidad. Cuanto antes comience el tratamiento, más probabilidades habrá de evitar las consecuencias que pueden poner en peligro la salud del paciente.

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