La dermatitis atópica en niños es un trastorno que se observa con mucha frecuencia. En los países desarrollados afecta aproximadamente al 15 % de la población y en el 85 % de los casos, la enfermedad se manifiesta antes de los 5 años. Es más frecuente en el sexo femenino y en la edad adulta suele remitir espontáneamente.
Dermatitis en niños
Esta patología inflamatoria crónica tiene su origen en la hipersensibilidad de la piel frente a varios alérgenos. Se caracteriza por la aparición de lesiones tipo eczema en los niños, que son descamativas y van acompañadas de un picor intenso.
La piel atópica en niños
Esta enfermedad se encuentra asociada a algunas alteraciones genéticas que producen la piel atópica en niños. Son la causa de la hipersensibilidad ante alérgenos como los ácaros, el polen o determinados alimentos. Por esa razón, se encuentra asociada a enfermedades alérgicas como el asma o la rinitis.
Aparecen pérdida de humedad, fisuras microscópicas y alteraciones del pH, por lo que la epidermis deja de funcionar como una barrera eficiente. La dermis se infiltra con linfocitos y sufre una inflamación crónica, que persiste incluso cuando los síntomas desaparecen.
Síntomas
Entre crisis, la piel es seca y se irrita con facilidad. La distribución de las lesiones cambia con la edad, pero siempre van acompañadas de un intenso picor.
- Lactantes
Aparecen placas enrojecidas con vesículas, que exudan líquido y forman costras de color marrón. Se distribuyen en las mejillas, los pliegues de las orejas, la frente, el cuero cabelludo, el tórax y los miembros, donde las placas aparecen con una distribución simétrica.
- Niños de 2 a 12 años
Las lesiones son similares, pero se presentan de forma característica en las superficies de flexión, como los pliegues de los codos, las rodillas y las muñecas. También afectan a los pulgares, los párpados y la zona peribucal. Aparece además engrosamiento crónico de la piel con grietas y descamación, que persiste entre las crisis.
Prevención
Al no existir una cura, se procura evitar la aparición de los brotes, que es la medida más eficaz. En este sentido, las precauciones destinadas a controlar los factores desencadenantes y cuidar la piel son fundamentales.
Factores desencadenantes
Es necesario mantener el hogar libre de ácaros, el moho o caspa de las mascotas. Si hay algún alimento relacionado con la aparición de las crisis, debe suprimirse de la dieta. El aire muy frío y seco o los cambios bruscos de temperatura, así como la sudoración excesiva, actúan también como irritantes para la piel. El estrés es otro desencadenante, y el niño puede aprender a controlarlo.
Cuidados de la piel
Los baños prolongados de agua muy caliente o nadar en piscinas que contengan cloro causa irritación y sequedad. Después del baño no hay que frotar demasiado la piel para secarla y es conveniente aplicar lociones hidratantes de pH neutro. Los jabones fuertes y los productos que contengan alcohol, perfumes o colorantes deben evitarse. La ropa debe enjuagarse muy bien para eliminar los restos de detergentes.
Tratamiento
La medicación para tratar las crisis y las lesiones puede administrarse de forma tópica o por vía oral. Al tratar las dermatitis en niños, es importante enseñarles a no rascarse para evitar una sobreinfección.
Tratamiento tópico
Las pomadas o cremas con esteroides calman la inflamación y contribuyen a curar las lesiones agudas. Para tratar la piel engrosada de forma crónica, se utilizan ungüentos con alquitrán o hulla.
Medicación oral
Los fármacos antihistamínicos son útiles para controlar la exposición a alérgenos. Los esteroides sistémicos pueden indicarse en casos más severos, así como los medicamentos que modulan el sistema inmune.
La dermatitis atópica en niños es una enfermedad que no tiene tratamiento curativo, pero puede prevenirse. Requiere ciertos cuidados y medidas para evitar la exposición a alérgenos, pero suele desaparecer en la edad adulta.