Qué es un electromiograma

por | 30 mayo, 2017

Qué es un electromiograma

El electromiograma se usa para estudiar el sistema nervioso periférico y los músculos que inerva, y permite diagnosticar enfermedades neuromusculares, así como determinar su intensidad y origen.

El electromiograma es una prueba que se usa para estudiar el funcionamiento del sistema nervioso periférico y los músculos que inerva. Gracias a él se pueden diagnosticar con precisión enfermedades neuromusculares congénitas o adquiridas, y permite clasificarlas según su intensidad y origen. La prueba consiste esencialmente en registrar mediante electrodos especiales las corrientes eléctricas que se forman en los nervios y músculos al producirse contracciones.

Desde el siglo XVII ya se conocía la capacidad que tenían los músculos de producir corrientes eléctricas, gracias al estudio de los músculos de los peces raya. Pero hasta 1890 no llegó a realizarse el primer registro de actividad eléctrica muscular por el doctor y fotógrafo francés E. J. Marey; a partir de entonces, la técnica se perfeccionó y en la segunda mitad del siglo XX se consiguieron desarrollar electrodos minúsculos que podían registrar la actividad eléctrica célula a célula.

Con esta prueba se puede identificar si las alteraciones neuromusculares se deben al músculo o a las fibras nerviosas. Para ello analiza básicamente:

La amplitud de las corrientes eléctricas.

El número de fibras musculares que se contraen.

El tiempo que tardan en contraerse.

El tiempo que se mantienen contraídas.

El médico que analiza este tipo de pruebas es el neurofisiólogo o neurólogo, y con esos datos iniciales podrá hacer un análisis bastante aproximado del origen de las alteraciones. No es una prueba muy cara, pero su interpretación puede ser difícil en ocasiones, y siempre debe acompañarse de un buen estudio médico completo mediante entrevista clínica y exploración física. Debe ser realizada por expertos, y sólo cuando vaya a ser útil para determinar un diagnóstico o ajustar un tratamiento. Se suele realizar en unidades neurofisiológicas específicas que hay en hospitales y clínicas.

El electromiograma es una prueba segura, útil y sencilla de realizar, y a día de hoy se trata de una prueba de rutina en muchos centros hospitalarios, incluso en los más pequeños.

Cuándo se hace un electromiograma

El electromiograma es una prueba útil cuando se sospechan las siguientes enfermedades:

Neuropatías: las enfermedades degenerativas no inflamatorias de las fibras nerviosas se denominan neuropatías. Se clasifican según afecten a nervios individuales, múltiples, o de forma parcheada por todo el cuerpo. Sus causas son múltiples, pueden aparecer en el contexto de enfermedades autoinmunes, en la diabetes o en alcohólicos.

Distrofias musculares: existen enfermedades musculares degenerativas que aparecen desde la infancia. Las fibras musculares no tienen la fuerza suficiente y degeneran en grasa, esto hace que se dificulten los movimientos esqueléticos e incluso la respiración. Una de las distrofias más frecuentes es la distrofia de Duchenne.

Miastenia gravis: se trata de una enfermedad autoinmune. En este caso no hay afectación ni de las fibras nerviosas ni de las fibras musculares, el daño se produce en la unión entre unas y otras, al aparecer anticuerpos dirigidos contra los receptores de las señales eléctricas.

Síndrome del túnel carpiano: los nervios que inervan la mano permiten su movimiento y su sensibilidad. Pasan a través de un conducto bastante estrecho en la muñeca, que en ocasiones puede estrecharse demasiado y comprimir los nervios, alterándolos. La causa es desconocida aunque se ha asociado a otras enfermedades.

Esclerosis lateral amiotrófica: se trata de una enfermedad congénita del sistema nervioso, de causa desconocida y sin tratamiento. Se destruyen las fibras nerviosas encargadas del movimiento, desde la médula espinal hasta el músculo.

Síndrome de Guillain-Barré: es una enfermedad del sistema nervioso asociada a infecciones que desencadenan una reacción del sistema inmunológico no muy bien conocida hasta ahora. Las personas que la sufren pierden funcionamiento nervioso desde los pies hacia arriba, llegando a veces a dificultar la respiración. Se resuelve con el tiempo y suele tener un buen pronóstico.

Preparación para un electromiograma

Si te van a realizar un electromiograma estas son las cuestiones que debes tener en cuenta a la hora de prepararte para la prueba:

Duración: el electromiograma dura unos 20-30 minutos. El único tiempo extra sería la preparación y la recogida después de la prueba, que en cualquier caso supondrían menos de una hora. En invierno, si vienes de la calle, el inicio de la prueba suele tardar un poco más porque hay que realizarla con una temperatura corporal correcta.
Ingreso: el electromiograma se puede realizar en un centro hospitalario con una Unidad de Neurofisiología sin requerir ingreso, y después podrás volver a hacer tu vida normal. La única modificación que se requiere en los hábitos de vida es no realizar ejercicio físico intenso los cinco días previos a la prueba.

¿Es necesario ir acompañado?: no es necesario ir acompañado.

Medicamentos: no es preciso tomar ningún medicamento previo. Se debe comunicar al médico todas las medicinas que se toman habitualmente, y él decidirá cuáles suspender o mantener, especialmente si tomas fármacos contra la epilepsia, enfermedades psiquiátricas, antiarrítmicos, relajantes musculares, antiagregantes, anticoagulantes o antiinflamatorios.

Comida: no hay por qué permanecer en ayunas antes de la prueba ni después.

Ropa: puedes acudir a la cita con la misma ropa de cada día, y quizá te pidan que descubras la parte del cuerpo a estudiar. Se deben evitar las cremas y productos de higiene personal en dicha zona del cuerpo.

Documentos: es esencial que presentes el volante en el que se indica la realización de esta prueba. Y también tienes que llevar la tarjeta sanitaria y el historial médico sobre las enfermedades a estudio, si lo tienes, aunque el médico ya lo tendrá con él. Puede que te den algún documento después de la prueba.

Embarazo y lactancia: el electromiograma no está contraindicado en el embarazo o lactancia, aunque no es una prueba que se realice mucho en esas situaciones, ya que algunas constantes biológicas están alteradas de por sí durante estas etapas.

Contraindicaciones: las enfermedades de la coagulación de la sangre tienen una contraindicación relativa, ya que se usan electrodos en forma de agujas finas que llegan al músculo.

Cómo se hace un electromiograma

En primer lugar, el médico valorará si puede ser útil hacerte un electromiograma. Si lo ve oportuno, te citará un día para realizarte la prueba y te explicará las medidas básicas que debes saber. Debes evitar hacer ejercicio físico los cinco días previos y el día de la prueba no te pongas cremas ni lociones en la zona del cuerpo que te vayan a estudiar.

Cuando llegues al hospital y pases a la sala de la prueba te pedirán que descubras la parte de tu cuerpo a estudiar. Te aplicarán productos antisépticos sobre la superficie de la piel para así limpiarla de gérmenes. Después, colocarán los sensores en forma de agujas muy finas que atravesarán la piel hasta llegar al músculo. Esto puede ser algo doloroso para algunas personas, aunque no es diferente a una inyección intramuscular, y al no introducir ningún medicamento no escuece tanto.

El número de electrodos es muy variable, depende de la alteración neuromuscular a estudiar, del músculo afectado, y de la extensión del estudio. Varía desde un solo electrodo hasta una decena, en la mayoría de los casos. Todos los electrodos tienen un cable que termina en un osciloscopio que registra todas las señales eléctricas.

Una vez colocados todos los electrodos se te pedirá que realices contracciones del músculo a estudiar, o que hagas ciertos movimientos, y los electrodos registrarán la actividad eléctrica. Pueden aumentar las molestias al mover los músculos, pero sólo serán unos segundos. Después se realizará la prueba de manera contraria, los electrodos realizarán descargas eléctricas y provocarán contracciones musculares.
Una vez finalizada la prueba se retirarán los electrodos uno a uno. A veces es necesario presionar el punto de punción para evitar el sangrado. Se limpiará de nuevo la zona y se pondrán pequeños apósitos en los puntos de punción. Después puede que tengas que esperar a que te den los resultados, aunque no vendrán analizados por el médico porque para ello se necesita más tiempo.

Complicaciones del electromiograma

El electromiograma es una prueba muy poco invasiva y no suele suponer ningún riesgo para las personas a las que se les realiza. Algunas complicaciones que se han descrito en relación a ella es que algunos de los electrodos pueden llegar a irritar la piel en personas especialmente sensibles, algo no muy frecuente. También pueden aparecer hematomas y sangrado en personas que tomen medicamentos que alteren la coagulación de la sangre. Las infecciones son extremadamente inusuales gracias al empleo de agujas esterilizadas de un solo uso.

Resultados de un electromiograma

Durante la realización del electromiograma los diferentes electrodos captan las señales eléctricas, que se almacenan en una memoria. Al mismo tiempo que se realiza la prueba se pueden observar estas mediciones, pero es prácticamente imposible analizarlas porque se necesita tiempo y dedicación para estudiar los diferentes parámetros.

El neurofisiólogo analizará el número de fibras musculares que es capaz de activar una descargar nerviosa, con qué intensidad se contraen, cuánto tiempo de latencia existe desde la descarga hasta la contracción, y el tiempo de duración de cada contracción. Si el daño está en las fibras nerviosas la contracción muscular no estará alterada, pero el número de fibras musculares activadas será menor, porque no llegará el impulso nervioso a todas. Si el daño está en las fibras musculares será justo al revés, se activarán un número correcto de fibras musculares pero su contracción estará alterada.

Podrás ir a recoger los resultados del electromiograma al médico especialista que te mandó la prueba, y que normalmente será un neurólogo. En esa cita te explicará las alteraciones que se han visto a lo largo del estudio. Puede que considere necesario realizar más pruebas que precisen más el diagnóstico, como por ejemplo una biopsia de músculo o de nervio. Se te explicarán las opciones de tratamiento y te recomendarán la opción más adecuada.
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