Para qué se realiza el legrado.

por | 6 febrero, 2017

Legrado
El legrado es una intervención sencilla que se suele realizar tras un aborto espontáneo, pero que también se emplea en otros casos. Te explicamos cuándo está indicada, en qué consiste, y sus posibles complicaciones.

Para qué se realiza el legrado.

El legrado es una técnica empleada por los ginecólogos, que consiste en el raspado o curetaje de las paredes interiores del útero, con el fin de extraer y recoger la capa mucosa llamada endometrio.

El legrado tiene dos finalidades principales: coger muestras del endometrio para analizarlas o vaciar el interior del útero.

De forma más concreta podemos decir que el legrado se lleva a cabo en las siguientes situaciones:

Diagnosticar un cáncer de útero:

El cáncer de endometrio no es de los cánceres más frecuentes en la mujer, pero aún así no es raro en las mujeres maduras una vez alcanzada la menopausia.

El legrado permite analizar el endometrio para ver si hay signos de malignidad o no, pero no constituye el tratamiento del cáncer si finalmente se detecta.

Extraer el contenido del útero después de un aborto espontáneo:

Desgraciadamente, en ocasiones el embrión muere durante el transcurso de un embarazo. Si éste se expulsa completamente se llama aborto completo, pero si queda dentro del útero se llama aborto retenido. En estos casos hay que extraer el embrión y sus anejos antes de que se produzca una infección interna o dé otras complicaciones. El legrado es suficiente para embarazos interrumpidos hasta los tres meses; después puede ser necesario utilizar otras técnicas más agresivas.

Tratamiento de menstruaciones abundantes:

Se dan casos de mujeres cuyas menstruaciones son más abundantes de lo normal. En este caso el legrado puede realizarse para analizar el endometrio en busca de anormalidades que expliquen esta situación, pero también puede ser útil como tratamiento en sí mismo, ya que puede eliminar la causa (un mioma, por ejemplo).

Tratamiento de los períodos menstruales irregulares:

Es decir, el legrado puede servir para tratar los sangrados vaginales fuera del período menstrual. Al igual que el tratamiento de las menstruaciones abundantes, el legrado serviría para analizar el endometrio, y en ocasiones además solucionaría la causa de estos sangrados. Además, el asa de curetaje detiene las hemorragias al cauterizar los vasos con calor.

Realizar abortos provocados o terapéuticos:

Una de las formas de interrumpir un embarazo en el primer trimestre es la realización de un legrado que permita extraer el embrión junto con el resto del endometrio. Este legrado se lleva a cabo ya sea por voluntad de la propia embarazada, porque su salud esté en peligro, o porque el futuro feto no va a poder desarrollarse.

Incrustación del DIU:

Una de las complicaciones de los dispositivos intrauterinos (DIU) es que con el tiempo se queden incrustados en las paredes internas del útero, siendo imposible extraerlos directamente. En estas situaciones se realiza un legrado previo para eliminar el endometrio que retiene el DIU.

Tratamiento de los miomas y los pólipos endometriales:

Los miomas y los pólipos son crecimientos anormales del endometrio o del músculo uterino que se desarrollan hacia dentro de la cavidad uterina. En ocasiones dan complicaciones (abortos espontáneos, esterilidad, menstruaciones abundantes…) y deben ser eliminados por medio de un legrado.

Análisis para prevenir el cáncer de endometrio precoz:

No se recomienda realizar esta prueba a todas las mujeres (al contrario que la mamografía, por ejemplo), pero en ciertas situaciones se debe proceder a realizarla, ya que puede detectar el cáncer de endometrio cuando todavía es fácil de solucionar. Las situaciones más características se dan después de la menopausia y son: sangrados anormales en mujeres que siguen tratamiento hormonal, sangrados irregulares y crecimiento del espesor del endometrio detectado por una ecografía transvaginal.

Cómo se realiza el legrado

El legrado consta de dos partes: la dilatación y el curetaje.

La dilatación.

Consiste en ampliar la entrada al útero para poder meter en su interior los instrumentos necesarios para realizar el curetaje. Para ello, el ginecólogo introduce pequeños cilindros metálicos a través del cuello uterino o cérvix; estos cilindros cada vez son más anchos, de manera que agrandan el cérvix poco a poco hasta que se consigue un tamaño adecuado para introducir los instrumentos apropiados para el curetaje.

El curetaje.

Consiste en introducir dentro del útero una varilla con un mango que el ginecólogo puede agarrar desde fuera, y que tiene en su extremo una pequeña asa delgada que permite raspar la superficie de la cavidad uterina, extrayendo así el endometrio, que se saca poco a poco a través del mismo cuello uterino. En la actualidad este asa tiene dos mejoras que antiguamente no existían. Por un lado, la varilla tiene incorporada una cámara que, aunque no es esencial, permite dirigir mejor el raspado haciendo que sea más efectivo y con menos complicaciones. En segundo lugar, el asa tiene la capacidad de calentarse, de forma que a la vez que raspa la superficie uterina puede coagular las heridas evitando el sangrado.

Durante todo este proceso, el ginecólogo mantiene en el cérvix un pequeño instrumento, llamado espéculo, que permite mantener el cuello del útero abierto. En general, el proceso dura solamente 15 minutos.

¿Se necesita alguna preparación previa para someterse a un legrado?

El legrado se puede realizar en un hospital o en una clínica, y además la anestesia puede ser general o local dependiendo de la paciente y sus características. En cualquier caso, la mujer que vaya a realizarse un legrado no necesita una preparación especial.

Tan sólo sería necesaria la preparación rutinaria de las cirugías, aunque no se trate estrictamente de una operación quirúrgica. Para ello la paciente tendrá que:

Realizarse un análisis de sangre previo para observar su estado de salud general (descartar anemias, trastornos de la coagulación, etcétera).
Someterse a una exploración ginecológica con una ecografía transvaginal para comprobar que el legrado podrá llevarse a cabo sin problemas.
No comer ni beber ocho horas antes en el caso de que se vaya a realizar el legrado bajo anestesia general.
No tomar medicamentos la semana de antes sin que se los haya indicado el médico. Incluso una sola aspirina puede alterar la coagulación de la sangre.

Cuidados después del legrado

Tras un legrado la mujer puede volver a realizar sus actividades cotidianas e incorporarse al trabajo tan pronto como se encuentre bien, pudiendo ser ese mismo día incluso. Es normal que durante las 24 horas posteriores sufra algún dolor cólico abdominal, en la pelvis, o incluso localizado en la espalda, que puede aliviarse tomando los analgésicos habituales. También es normal tener algún sangrado vaginal las dos semanas posteriores al legrado.

Hay que tener especial cuidado con las mujeres a las que se les practica un legrado tras un aborto, porque el impacto emocional puede ser demasiado intenso y pueden llegar a necesitar apoyo psicológico.

El ciclo menstrual vuelve a instaurarse con normalidad entre dos y seis semanas después de la intervención, pero a pesar de tener sangrados vaginales durante las dos semanas posteriores al legrado, la ovulación puede producirse antes, y es necesario tenerlo en cuenta para usar el método anticonceptivo que se desee.

De todas maneras, no se recomienda tener relaciones sexuales durante los 10-14 días posteriores al legrado. Tampoco se recomienda utilizar tampones, realizar duchas vaginales ni bañarse (sólo ducharse) durante ese período. Se debe evitar, además, realizar ejercicio físico intenso.

Después del legrado hay síntomas que deben alertar a la mujer de que algo no va bien y por los que debe acudir al centro médico más cercano cuanto antes. Los más importantes son la fiebre, los calambres, los cólicos muy intensos, el flujo vaginal con mal olor, los sangrados abundantes con coágulos y los mareos.

Legrado: ¿cuáles son sus riesgos?

Aunque el legrado es una técnica que raras veces entraña complicaciones, hay ocasiones en las que sí suceden problemas a raíz de realizar esta prueba. Las más importantes son:

Punción del útero:

Sucede cuando la varilla de curetaje incide demasiado en la superficie uterina llegando a perforar el útero. Sucedía con más frecuencia antiguamente, cuando no había una cámara que permitiese ver el interior del útero, hoy en día es más raro. Para solucionarlo se debe realizar una cirugía en quirófano; en el peor de los casos habría que quitar el útero.

Oclusión del útero por cicatrización:

Se conoce como el síndrome de Asherman. Una vez realizado el legrado, las superficies uterinas deben cicatrizar, pero en ocasiones sucede que contactan entre sí y cicatrizan juntas. De esta forma la cavidad del útero se colapsa y no permite que pueda desarrollarse un embarazo en él, provocando esterilidad permanente.

Desgarro del cuello uterino:

Aunque raro, puede suceder que al dilatar el cuello uterino, o en la posterior manipulación al realizar el curetaje, éste se desgarre por alguno de los bordes. En este caso se puede solucionar el problema en el momento cosiendo el desgarro si es pequeño; en caso de ser demasiado grande se debe proceder a una cirugía más profunda.

Infección:

Durante el legrado son varios los instrumentos que se introducen dentro de la cavidad uterina. En todos los casos estos instrumentos tienen que ser estériles para evitar el traspaso de gérmenes hacia el interior. Sin embargo, puede darse el caso de que los propios microbios de la vagina de la mujer se traspasen al interior del útero y resulten nocivos para él. En tal caso se desarrollaría una infección que daría fiebre, flujos vaginales con mal olor, etcétera. Se trata con tratamiento antibiótico, intravenoso si es grave.

Abandonar tejido en el interior del útero:

Cuando se realiza un legrado debe extraerse todo el tejido de endometrio que se ha raspado de la superficie. Cuando una parte de este tejido se queda dentro del útero puede pudrirse y servir de foco de infección en el futuro. Esto es especialmente grave cuando se realiza un legrado por un aborto.

Hemorragia:

Como en las cirugías, una de las complicaciones más frecuentes es el sangrado de la herida, que en este caso se forma en la superficie uterina. Es raro que sea grave, ya que no hay arterias grandes a ese nivel del útero, pero después o durante el propio legrado hay que vigilar que los sangrados no sean demasiado abundantes.

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