Qué es la alergia.

por | 12 abril, 2019

Qué es la alergia.

La alergia se define como el estado de hipersensibilidad adquirida por la exposición a un alergeno particular, en el cual la nueva exposición ante dicha sustancia va a desencadenar una nueva reacción, si cabe, más intensa.

El alergeno es la sustancia capaz de producir alergia o hipersensibilidad específica, pudiendo tratarse de una proteína o no proteína, o de extractos de ciertos alimentos, bacterias, pólenes, animales, etcétera.

¿Por qué aumentan los casos de alergias?

El estilo de vida en los países industrializados, el aire que se respira en las ciudades, cada vez más polucionado, la ingesta de alimentos con un alto contenido de conservantes y colorantes, el consumo de cigarrillos, el aumento del consumo farmacológico… favorecen la penetración en nuestro organismo de tantas sustancias ajenas, que ponen en guardia a nuestro sistema defensivo por excelencia: el sistema inmunológico.

Como consecuencia de esa activación se produce la elaboración de unas proteínas denominadas anticuerpos.

Entre los anticuerpos se encuentra la Inmunoglobulina E (Ig E). El cometido fundamental de dicha Ig E consiste en actuar como anticuerpo protector frente a determinadas infecciones. Cuando la Inmunoglobulina E se fabrica en respuesta a sustancias que se encuentran habitualmente en el medio ambiente, en lugar de ir dirigida a organismos potencialmente nocivos, se desencadena una reacción contraproducente para nuestro organismo. La alergia podría entenderse, por tanto, como una reacción desproporcionada de nuestro sistema inmunológico ante determinados estímulos externos, que en individuos normales no generarían ninguna respuesta.

Diversos estudios epidemiológicos han concluido que en los últimos años se ha registrado un incremento notable de las afecciones alérgicas en todo el mundo. Se estima que uno de cada cinco individuos sufre o ha padecido procesos alérgicos.

Resulta complicado conocer el número exacto de personas que son portadores de enfermedades alérgicas, puesto que las pruebas cutáneas frente a diversos alergenos ambientales tan comunes como pólenes, epitelio de animales como el gato o el perro, ácaros del polvo, etcétera, pueden ser positivas incluso en sujetos que no manifiestan síntomas alérgicos.

Causas y factores de riesgo de la alergia.

Hay numerosas causas y factores de riesgo que pueden predisponernos a padecer alergia. A continuación enumeramos los más habituales:

  • Predisposición genética. Probablemente sea uno de los factores decisivos para la aparición de procesos alérgicos en un niño, sobre todo cuando los antecedentes alérgicos afectan a las líneas familiares materna y paterna. En los primeros meses de vida el niño contacta con la mayoría de alergenos a los que seguirá expuesto el resto de su vida. Debido a la inmadurez de su sistema inmunológico y a la elevada capacidad de absorción de las mucosas respiratoria y digestiva, es entonces cuando corre el riesgo de quedar sensibilizado. Por este motivo, es conveniente retrasar la introducción en la dieta de alimentos ricos en proteínas tales como el huevo, la leche de vaca, los pescados y las legumbres, por su mayor capacidad para facilitar el desarrollo de alergias alimentarias.

  • Susceptibilidad personal. Incremento de la predisposición del individuo para sintetizar Ig E específica contra determinadas sustancias (alérgenos) del medio ambiente.

  • Susceptibilidad racial. El 20 por ciento de la población blanca europea presenta problemas alérgicos, un porcentaje muy superior al registrado entre las personas que habitan en las zonas tropicales. También hay ciertos tipos de alergias o intolerancias alimentarias que se observan con más frecuencia en unas razas que en otras.

  • Exposición ambiental. Frío, calor, radiación solar, agentes químicos… Se puede considerar que las afecciones alérgicas son uno de los tributos que tiene que pagar la raza humana en su lucha por el progreso; se ha visto un aumento de cuadros alérgicos, como por ejemplo reacciones asmáticas, en hijos descendientes de emigrantes a otro país, en comparación con los residentes en su tierra de origen. Las estadísticas demuestran que en las zonas industrializadas se registran más alergopatías que en las zonas rurales. Las emisiones producidas por vehículos, calefacciones y actividades industriales son las responsables de contaminantes como el dióxido de carbono, el dióxido de nitrógeno y el dióxido de azufre que, en determinadas concentraciones, son perjudiciales para la salud y agravantes de patologías alérgicas como el asma.

  • Exposición profesional. Trabajos con animales de laboratorio, manipulación de derivados de caucho, látex; ambientes con inhalación de vapores, manipuladores de maderas, pinturas.… Se ha comprobado el desarrollo de asma bronquial de tipo ocupacional en relación con la exposición a polvos orgánicos e inorgánicos, vapores irritantes, y una amplia variedad de agentes químicos.

  • Infecciones como desencadenantes. Existe controversia respecto a la posibilidad de que las infecciones respiratorias en las primeras etapas de la vida puedan favorecer el desarrollo posterior de trastornos alérgicos; se ha observado que algunos lactantes con episodios de obstrucción bronquial (bronquiolitis), pueden presentar posteriormente asma de tipo alérgico con una frecuencia bastante elevada. En pacientes alérgicos la exposición reiterada al humo del tabaco agrava la irritación que el contacto con pólenes y ácaros provocan a nivel de su mucosa ocular, nasal y bronquial.

  • Tabaco. Según diversas investigaciones, los fumadores poseen un nivel más elevado de Ig E, responsable de las reacciones alérgicas. Se ha comprobado, además, el aumento de la frecuencia de infecciones respiratorias y del riesgo de asma bronquial en niños expuestos al tabaco de padres fumadores durante el primer año de vida.

  • Fármacos. Cualquier medicamento puede producir una reacción alérgica, y es más frecuente en adultos que en niños. Para que se desarrolle alergia se requiere siempre la exposición al mismo con anterioridad y, tras la sensibilización inicial y la producción de anticuerpos, un nuevo contacto con el fármaco desencadenará los síntomas.

  • Alimentos. La alergia alimentaria es más común en los niños que en los adultos, pero muchas de las reacciones que se atribuyen a la alergia pueden deberse a la existencia de una mera intolerancia.Los alimentos que aparecen implicados con mayor frecuencia son la leche de vaca, huevos, pescados, legumbres, frutos secos, crustáceos y fresas.

  • Aditivos alimentarios. Entre los aditivos alimentarios que pueden causar reacciones alérgicas tenemos los colorantes, conservantes, antioxidantes, agentes aromáticos y potenciadores del sabor, espesantes y emulgentes endulzantes.

  • Ácaros del polvo doméstico. El polvo de las casas constituye una de las principales causas de alergia respiratoria en todo el mundo. Consiste en una mezcla heterogénea de escamas de piel humana y aquellas procedentes de animales domésticos, restos de insectos, fibras textiles, trazas de alimentos, insecticidas, bacterias, pelos de animales, plumas de aves, mohos y, básicamente, unos parásitos microscópicos denominados ácaros. Se favorece su proliferación con temperaturas próximas a los 25º-27º C, en el otoño, y si la humedad relativa del aire es alta.

  • Plantas y pólenes. Las especies botánicas de dispersión aérea son las que pueden causar reacciones alérgicas. Entre ellas: gramíneas y gramíneas cultivadas (trigo o cebada). Durante los meses de primavera, un elevado número de partículas vegetales invisibles invaden la atmósfera, y posteriormente pueden depositarse en el suelo, produciendo reacciones tanto por vía aérea como por contacto.

  • Hongos. Son seres microscópicos omnipresentes en el entorno del ser humano; debido a su elevada capacidad reproductiva proliferan con facilidad siempre que encuentren materia orgánica que les aporte los nutrientes necesarios. Los hongos se reproducen por medio de unas células denominadas esporas, que al ser transportadas por el aire pueden ser inhaladas por otros seres vivos. La inhalación sostenida de dichas esporas puede originar síntomas alérgicos (rinitis, asma) en personas susceptibles.

  • Animales. Perros, gatos, y otras mascotas como hámsteres y cobayas, constituyen una de las principales causas de alergia después de pólenes y ácaros. También otros animales como las aves y los caballos pueden provocar alergias.

  • Insectos. Los que producen reacciones alérgicas con mayor frecuencia son los himenópteros (abejas y avispas).

  • Ejercicio físico como desencadenante. Correr es el ejercicio que con más frecuencia puede desencadenar episodios de obstrucción bronquial y, en muchas ocasiones, es el único factor capaz de originar una crisis asmática en personas predispuestas. Por otra parte, las personas con alergias a pólenes pueden agravar sus síntomas con la práctica de ejercicio físico al aire libre.

  • Papel del psiquismo en las afecciones alérgicas.Hace años se planteaba la posibilidad de que el asma fuera en gran parte una enfermedad psicosomática. Sin embargo, no se ha podido comprobar la existencia de una personalidad concreta que predisponga para el padecimiento del asma, que se considera una enfermedad inflamatoria crónica de la mucosa bronquial. No obstante, el correcto funcionamiento del organismo depende del sistema nervioso, que puede verse afectado por determinadas situaciones estresantes y cuadros depresivos, que influyan en la severidad de un episodio de crisis asmática.

  • Síntomas de la alergia. Las manifestaciones nasales, oculares y bronquiales, desencadenadas por la exposición a los antígenos ambientales (polen, ácaros, hongos) son, junto al picor de paladar y oídos, los síntomas de la alergia más característicos.

  • La dificultad respiratoria y los pitos (sibilancias) en el pecho desencadenados por el llanto, el ejercicio, la risa y los irritantes inespecíficos (humo, contaminación atmosférica, pulverizadores…) son signos inequívocos de la hiperreactividad bronquial (asma). Las afecciones cutáneas, como la urticaria, ciertas formas de hinchazón de partes blandas (angioedema), y algún tipo de eccema y otras lesiones de la piel, pueden aparecer conjuntamente con los otros cuadros o de manera aislada.

En los apartados que encontrarás a continuación se detallan los órganos y funciones que pueden verse afectados por un cuadro alérgico, con sus síntomas característicos:

  • Aparato respiratorio.
  • Piel.
  • Órganos de los sentidos.
  • Aparato digestivo.

Alergias respiratorias

Dentro de las alergias respiratorias están la rinitis, el asma bronquial y la alveolitis como sus manifestaciones más habituales:

Rinitis

La rinitis es la inflamación de la mucosa nasal. Estornudos repetidos, congestión nasal y abundante secreción de moco (rinorrea), generalmente acompañados de inflamación (conjuntivitis) de la membrana que recubre el ojo (conjuntiva); de ahí el termino de rinoconjuntivitis. Puede asociarse con frecuencia la presencia de asma, lo cual constituye la forma de presentación mas típica del paciente alérgico a antígenos ambientales.
Asma bronquial
Niño asmático

Enfermedad pulmonar con obstrucción (reversible), inflamación y especial sensibilidad frente a estímulos internos y externos (hiperreactividad bronquial). Cursa con tos prolongada, dificultad respiratoria (disnea), pitidos (sibilancias) y sensación de opresión en el pecho

Alveolitis

Se produce por afectación de la porción final del árbol respiratorio (alveolos), en relación con la exposición a polvos orgánicos, hongos (aspergilosis) heno mohoso, paja y grano (“pulmón del granjero”), polvo de excrementos de palomas (“pulmón del criador de palomas”).

Alergias cutáneas

Dentro de las alergias cutáneas, cuando hablamos de sus síntomas o manifestaciones, lo hacemos de eccemas endógenos, exógenos, urticaria, angiodema o Edema de Quincke y reacciones cutáneas por radiación solar. Veámoslos con más detenimiento:

Eccemas endógenos

También conocida como dermatitis atópica afección inflamatoria de la piel caracterizada por multiplicidad de lesiones: enrojecimiento, eritema, costras, exudación (secreción de líquido), vesículas, signos de rascado y escamas. Es un tipo de eccema crónico con gran componente hereditario. Aparece durante el primer año de vida, y raramente persiste después de la adolescencia.

Eccemas exógenos

Son las dermatitis de contacto, originadas por sustancias que al contacto provocan reacciones alérgicas: metales como el cromo, el cobalto y, especialmente, el níquel.

Urticaria

Enfermedad de la piel, que afecta a la dermis, con presencia de habones o ronchas, que producen un intenso picor y cambian de localización. En función del tiempo de duración puede ser considerada aguda (menos de seis semanas) o crónica (más de seis semanas). Según las causas puede ser de carácter inmunológico (base alérgica), o no inmunológico. Las urticarias alérgicas más frecuentes son originadas por alimentos o medicamentos (penicilina).
Angioedema o Edema de Quincke

Afecta al tejido celular subcutáneo (más profundo que la epidermis), con inflamación local, pudiendo afectar la laringe y ocasionar cuadros de asfixia potencialmente graves.
Reacciones cutáneas por radiación solar

Fototóxicas: por exposición solar simultánea a la toma de medicamentos sensibles a la luz solar.
Fotoalergénicas: por alteración de la estructura del medicamento por efecto del sol; a diferencia de la anterior provoca lesiones en zonas no expuestas al sol.
Urticaria solar: aparece unos treinta minutos después de la exposición solar, en forma de habones y con evolución fugaz.

Alergias en ojos y oídos

Existen alergias que pueden afectar a ojos y oídos:

Alergias oculares

La conjuntiva es una membrana que recubre la zona interna del párpado y la parte anterior del globo ocular; la inflamación de dicha membrana se denomina conjuntivitis. Si es de causa alérgica suele acompañarse de síntomas nasales (rinoconjuntivitis), y es posible, además, que exista una asociación con asma bronquial en pacientes atópicos.

Los síntomas más comunes de sufrir una alergia ocular son: intenso escozor, intolerancia a la luz (fotofobia), enrojecimiento, lagrimeo, secreción.

Entre las causas más frecuentes de alergia en los ojos señalamos: pólenes, ácaros, hongos ambientales y partículas de origen animal.

Otras conjuntivitis alérgicas:

Conjuntivitis de contacto.
Queratoconjuntivitis (afectación simultánea de la córnea).

Alergias del oído

El oído no se afecta significativamente por mecanismo alérgico, pero algunos pacientes con dermatitis atópica o rinoconjuntivitis estacional pueden presentar picor en el conducto auditivo externo y eccemas (sequedad).

Alergias digestivas

Las alergias alimentarias o digestivas pueden provocar lesiones cutáneas (eccema y urticaria), respiratorias (rinitis, asma) o gastrointestinales (náuseas, vómitos o diarrea); o cuadros más graves (shock anafiláctico: pérdida de consciencia, afectación cardiovascular, y riesgo vital).

Los principales alimentos causantes de alergia en niños son la leche, el huevo y el pescado; en adultos, las hortalizas, las frutas y los frutos secos.

Alergias alimentarias en recién nacidos

En el recién nacido la absorción intestinal está aumentada, lo cual favorece la entrada de sustancias alimentarias que pueden desencadenar reacciones alérgicas.

Además, debido a la inmadurez de su sistema inmunológico, no es capaz de producir las defensas necesarias, de ahí que se recomiende prolongar la lactancia materna lo máximo posible (al menos los seis primeros meses) y la introducción progresiva de los alimentos con más riesgo de alergias digestivas.

Complicaciones de la alergia

Entre las complicaciones de la alergia que se presentan con más frecuencia tenemos la crisis de asma, el edema de glotis, y el más grave, el shock anafiláctico. Veámoslos con más detalle:

Crisis de asma bronquial

Bien a consecuencia del empeoramiento progresivo de un asma bronquial basal, o por una agudización secundaria al contacto con un alérgeno, que desencadena una crisis asmática severa, por ejemplo, por ingesta de aspirina, que en personas susceptibles puede provocar crisis severa que precisan atención hospitalaria urgente.
Signos de alarma

La persona tiene que estar sentada para respirar, le resulta imposible hablar o beber líquidos a causa de la fatiga, tiene dificultades para conciliar el sueño nocturno, una intensa sensación de falta de aire, con el ritmo del corazón acelerado. Ante estos síntomas habrá de acudir para valoración hospitalaria urgente.

Edema de glotis, angioedema o edema angioneurótico.

Con frecuencia se deben a reacciones alérgicas secundarias a la toma de fármacos o alimentos, así como por la picadura de ciertos insectos (avispas o abejas), especialmente si la picadura está en zonas de la cara o el cuello. Se produce una inflamación de las mucosas que recubren boca, campanilla, garganta e incluso laringe, pudiendo ocasionar compromiso respiratorio por cierre de la vía aérea. Precisa atención médica urgente, con adrenalina subcutánea.

Shock anafiláctico

Se trata de la manifestación más grave de los cuadros alérgicos. Precisa sensibilización previa, es decir, que se haya producido un contacto previo con la sustancia, para que ante un nuevo contacto desencadene la reacción alérgica.

Causas más frecuentes

Medicamentos (penicilinas, pirazolonas, aspirina, contrastes yodados), picaduras de insectos, alimentos (huevo, leche, frutos secos, pescados, legumbres o mariscos), factores físicos (frío, ejercicio) y, con menor frecuencia, por contacto con látex, administración de vacunas antialérgicas…

Síntomas

Sensación de falta de aire, tos, ruidos respiratorios (sibilancias, pitos), incluso edema de glotis, palpitaciones, descenso de la presión arterial acompañado de mareo y pérdida de consciencia, hinchazón, ronchas, dolor abdominal con vómitos y diarrea, ansiedad y confusión. Igualmente precisa atención médica urgente.

Diagnóstico de la alergia

Existen diversas maneras de diagnosticar una alergia, estas son las pruebas más comunes que se emplean para detectarla:

Historia clínica o anamnesis (interrogatorio)

La historia clínica detallada es el principal instrumento que posee el médico para obtener un diagnóstico fiable; el resto de pruebas servirán para confirmar una sospecha. Los datos que debe recoger el historial del paciente son: edad, sexo, épocas del año en que aparecen los síntomas, las variaciones que se producen con los cambios de clima y en las distintas estaciones del año, la zona geográfica donde reside, las características de la vivienda, así como los antecedentes personales y familiares y la sintomatología.

Exploración física

Se debe observar la piel buscando signos de atopía, realizar auscultación cardiopulmonar para detectar ruidos respiratorios sugerentes de asma bronquial, explorar nariz y oídos (rinoscopia y otoscopia), y determinar PEAK–FLOW (pico de flujo espiratorio) que consiste en medir la velocidad con que el aire sale del pulmón, y es el mejor parámetro para comprobar la evolución del paciente asmático.

Pruebas cutáneas

El prick test o pruebas cutáneas de alergia pretenden reproducir a nivel local una reacción alérgica en la piel mediante la inoculación de cantidades ínfimas del alérgeno al que el paciente es sensible. En unos minutos tras el pinchazo cutáneo se producirá una reacción positiva demostrativa de alergia. Se realizará una batería de pruebas estándar: ácaros del polvo, pólenes, hongos ambientales, antígenos de animales domésticos; y en procesos infantiles se incluyen algunos alimentos sospechosos.

Prueba de la alergia

Las dos técnicas empleadas más habituales son: punción (depositar una gota del alérgeno en la piel y pinchar sobre dicha zona) e intradermorreacción (se introduce el alergeno en la piel mediante jeringas de insulina). Ambas se realizan en la cara anterior del antebrazo.

Otra prueba cutánea es la prueba del parche: se coloca en una zona sana del cuerpo (espalda o cara anterior del antebrazo) un parche con la sustancia a estudiar, se mantiene 48 horas y se interpreta a las 72 horas. Es idónea para el estudio de la dermatitis de contacto.

Determinación de anticuerpos en sangre

Detecta antígenos responsables de la enfermedad en sangre. Cuantificación de Inmunoglobulina E, para determinar el grado de alergia y a qué se tiene alergia.

Pruebas de provocación

Reservado para aquellos casos en los que las pruebas anteriores hayan resultado negativas:

Provocación con alérgenos ambientales: conjuntival, nasal (por instilación de alérgenos) y bronquial (inhalación de sustancias alergénicas).
Provocación medicamentosa: prueba definitiva para diagnóstico de alergias farmacológicas.

Todas las pruebas citadas implican un riesgo y han de realizarse por personal entrenado y en el centro sanitario dotado de medios para responder ante una reacción alérgica severa.
Otras pruebas para diagnosticar la alergia

  • Pruebas de liberación de histamina.
  • Cuantificación del complemento.
  • Pruebas del sudor.
  • Cuantificación de otras inmunoglobulinas, etcétera.

Tratamiento de la alergia

Existen varias opciones para aliviar los síntomas de la alergia. El especialista será el que decida cuál es el más indicado para tu caso en particular. En ocasiones será preciso seguir el tratamiento de la alergia pautado durante varios años, y revisarlo por si hay evolución en la sintomatología y se precisara cambiar el mismo.
Antihistamínicos

Impiden la liberación de histamina (sustancia responsable de los fenómenos alérgicos). Indicación: afectación de la piel con picor, rinitis y conjuntivitis.

Tipos de antihistamínicos

  • 1ª Generación: más antiguos, efecto sedante (producen sueño) y aumento de apetito: Azatadina, Dexclorfeniramina, Difenhidramina, Hidroxicina.
  • 2ª Generación: no producen sedación. Cetirizina, Ebastina, Loratadina. Se deben evitar los tratamientos prolongados y las preparaciones tópicas por riesgo de fotoalergia. La mayoría se administra por vía oral, alguno por vía subcutánea e intramuscular (dexclorfeniramina, utilizado en situaciones urgentes, urticaria aguda o angioedema). Para rinitis y conjuntivitis existen preparados en forma de pulverizador y colirio.

Corticoides

Dos grupos terapéuticos: cortisona y derivados para administración sistémica, vía oral o inyectable y, en segundo lugar, y más modernos, los de aplicación tópica nasal o bronquial. Los preparados vía sistémica están indicados en casos de asma intrínseca, con ajuste de dosis vía oral y el tiempo adecuado de tratamiento. Los corticoides nasales (pulverizador) en rinitis, en aerosoles en caso de asma bronquial. Estos últimos se emplearán en las temporadas de mayor presencia de antígenos (primavera en la polinosis, otoño y primavera en alergia a ácaros…). Corticoides tópicos: cremas, lociones, pomadas, ungüentos. Afecciones cutáneas.

Cromoglicato disódico y derivados.

Estabiliza la membrana de los mastocitos (células que intervienen en los cuadros alérgicos) e impiden la liberación de mediadores químicos (sustancias como: histamina, leucotrienos, bradicinina). Vía inhaladora, bronquial o nasal. Controla el componente de hiperreactividad bronquial en el asma.

Broncodilatadores.

Medicación dirigida a dilatar la vía aérea a través de una regulación del sistema nervioso autónomo (simpaticomiméticos y parasimpaticomiméticos). Se administran por vía inhaladora, en aerosol; tienen un efecto inmediato contra la sensación de falta de aire. De elección en pacientes con patologías respiratorias, (asma bronquial).

Teofilinas.

Acción broncodilatadora complementaria a los anteriores.

Antileucotrienos.

Se utilizan en el asma bronquial; tiene un efecto broncodilatador añadido al uso de betadrenérgicos y corticoides.
Vacunas o extractos hiposensibilizantes (inmunoterapia)

Único tratamiento disponible para intentar curar la alergia. Consiste en la administración de dosis crecientes del antígeno al que se encuentra sensibilizado el paciente para lograr una posterior tolerancia a dicho agente. Indicaciones: reacciones alérgicas generalizadas por picaduras de avispa o abeja, asma bronquial por alergia al polen cuando se modifican los síntomas y no se controlan, asma por alergia a antígenos perennes (no estacionales), alérgicos a antígenos en personas en contacto continuo con los mismos (veterinarios alérgicos a los animales, panadero sensible a harina de trigo).

Tratamiento de la alergia en situaciones especiales

  • Gestación: esteroides a dosis bajas. Dexclorfeniramina.

  • Lactancia: toma nocturna de antihistamínico, Loratadina. Contraindicados los antihistamínicos de 1ª generación.

  • Anafilaxia – Shock anafilático: mantener la vía aérea, administrar oxígeno, reponer líquidos con sueros, utilizar adrenalina subcutánea o intravenosa según gravedad, dexclorfeniramina. Si hay broncoespasmo (cierre de los bronquios) emplear broncodilatadores inhalados, subcutáneo o intravenoso, y estancia hospitalaria.

  • Crisis asmática: la severidad del cuadro se mide por el pico del flujo espiratorio. Se emplea oxigenoterapia, broncodilatadores inhalados o en aerosol, esteroides intravenosos y, en casos severos, con compromiso vital, adrenalina.

  • Otros tratamientos complementarios: los ejercicios respiratorios son fundamentales en pacientes con crisis asmática. También son recomendables las técnicas de autocontrol y relajación y la balneoterapia.

Prevención de la alergia

Para prevenir la aparición de alergia, o sus molestos síntomas cuando la persona ya ha desarrollado la afección, lo más importante es evitar el contacto con los alérgenos, es decir, todas aquellas sustancias que desencadenan la reacción exagerada del sistema inmunitario. Sin embargo, esto no siempre es posible, ya que vivimos rodeados de sustancias potencialmente alergénicas; debemos, por tanto, seguir una serie de recomendaciones para minimizar al máximo el contacto con todas esas sustancias que pueden provocar la reacción alérgica, especialmente cuando ya sabemos cuáles son. Los padres, además, pueden tomar ciertas medidas para proteger a sus hijos mientras son pequeños, y reducir así el riesgo de convertirse en alérgicos.

Estos son los consejos más útiles para prevenir las diferentes alergias existentes:

Alergia al polen

Evita aquellos lugares que concentren más cantidad de polen: parques, jardines, entornos rurales… no salgas a caminar los días muy ventosos porque el viento arrastra grandes cantidades de polen. Si tienes que salir, utiliza gafas para protegerte los ojos, e incluso una mascarilla. Si viajas en coche, hazlo con las ventanillas cerradas.
Las mayores concentraciones de polen se producen a primeras horas de la mañana (entre las 5,00 y las 10,00) y a últimas de la tarde (19,00 a 22,00), así que no hagas ejercicio u otras actividades al aire libre en ese horario, y mantén las ventanas de casa cerradas.

Es conveniente que tengas una secadora en casa, o al menos coloca un tendedero en el interior de la vivienda para que la ropa no permanezca al aire libre y se llene de polen.

Cuando vuelvas a casa, dúchate, lávate el cabello y cámbiate de ropa, para eliminar los restos de polen que se hayan podido quedar adheridos a las prendas y a la piel.
No tengas en casa plantas que te resulten alergénicas.

Alergia a los ácaros del polvo

La decoración de la casa es muy importante en este tipo de alergia. Cuantos menos muebles y, sobre todo, adornos, menos superficies susceptibles de acumular polvo y, consecuentemente, ácaros (un gramo de polvo puede contener cientos de ácaros).
Por la misma razón, debes evitar los suelos de moqueta, las alfombras, grandes cortinajes, los peluches, las sillas tapizadas…
La ropa debe permanecer dentro de los armarios cerrados, no colgada durante días en un perchero, o encima de una silla.
Los suelos de madera y, sobre todo, los de cerámica, son los mejores. Es mejor que la limpieza la realice una persona no alérgica; si esto no es posible, ponte una mascarilla, pasa la aspiradora y friégalo el suelo después.
Las paredes, mejor lisas, y que se puedan limpiar con facilidad. Para guardar los libros, emplea vitrinas o estanterías cerradas.
Ventila la casa con frecuencia para evitar la humedad, ya que estos animales microscópicos proliferan con temperaturas superiores a los 20 ºC y humedades comprendidas entre el 70 y el 80%.
Las almohadas y los colchones son auténticos reservorios de ácaros, por lo que es necesario que estén fabricados con materiales sintéticos, o enfundados en materiales no permeables. Debes lavar la ropa de cama con frecuencia, con agua a más de 65 grados. También puedes utilizar fundas anti-ácaros para proteger el colchón, las almohadas y los sofás, que son los lugares preferidos de estos seres microscópicos.
En el dormitorio, elimina objetos decorativos como cuadros, posters, muñecos y peluches. En las habitaciones de los niños, los juguetes deben guardarse en armarios o cajones después de su uso. Si es posible, mantén la temperatura de la habitación entre 18 y 20 ºC.
Evita los lugares con mucho polvo.

Alergia a los pelos de animales

No tengas mascotas en casa, y ten el mínimo contacto con las mascotas de tu familia y amigos, sobre todo si se trata de gatos. Si visitas a alguien que convive con gatos, es necesario que hayan aspirado la casa antes de tu llegada, y no debes tocar a los felinos ni permanecer en la misma habitación con ellos. Cuando vuelvas a casa echa a lavar toda la ropa que hayas llevado puesta, pues seguramente estará impregnada con su caspa, ya que es muy difícil de eliminar, incluso con medidas higiénicas adecuadas.

Prevención de la alergia cutánea

Utiliza ropa confeccionada con tejidos naturales como algodón o lino, y evita la lana y las fibras sintéticas.
Debes lavar la ropa, incluso la de cama y aseo, con detergentes que no contengan agentes irritantes.
Cuando te bañes, hazlo con agua templada y no permanezcas mucho tiempo en remojo.
En tu higiene corporal, utiliza productos no alergénicos, que respeten el pH de la piel.
Debes secarte con cuidado, empleando toallas suaves y sin frotar la piel, pero comprobando que no queden zonas húmedas.

Es conveniente que después te hidrates con una crema adecuada a tu tipo de piel.

Evita los cambios bruscos de temperatura y humedad. El sudor puede empeorar los síntomas.
No te rasques ni fricciones la piel aunque te pique, puedes provocarte heridas que agraven la lesión.
Evita exponerte al sol si te salen manchas en la piel, y utiliza ropa y un protector solar adecuados si vas a permanecer al aire libre, aunque esté nublado.
En el caso de las dermatitis de contacto, evita todos aquellas sustancias que desencadenen los síntomas. Comprueba la composición de los productos de limpieza, aseo personal, maquillaje, etc. por si contuvieran alérgenos.

Protección a las picaduras de mosquitos

No es una alergia frecuente, pero puede resultar grave y conllevar complicaciones, como episodios de anafilaxia. Normalmente, la reacción alérgica se produce por picaduras de insectos tan comunes en nuestro medio como avispas, abejas y mosquitos, por lo que evitar los lugares donde proliferan es la medida preventiva más eficaz. Por lo tanto, si eres alérgico a las picaduras, tendrás que privarte de salir al campo en primavera y verano. Aléjate también de los parques y jardines, y de las piscinas que tengan zona verde y vegetación.
No camines descalzo. Es mejor que evites las sandalias y utilices calzado cerrado.
Coloca mosquiteras en las ventanas de tu vivienda. Si tienes terraza, no coloques plantas en ella porque atraerán a los insectos.

En primavera y verano, procura permanecer en sitios cerrados. Las terrazas al aire libre donde la gente come y bebe suelen ser lugares muy frecuentados por avispas y mosquitos.

No te pongas ropa de colores vistosos, como el amarillo o el naranja, o perfumes fuertes, si vas a caminar por la calle.
Procura que otra persona se encargue de tirar la basura al contenedor, porque los insectos también suelen pulular por donde hay restos orgánicos.
Si tu alergia a los insectos es severa, debes llevar siempre encima epinefrina autoinyectable, y acudir a un centro médico inmediatamente después de la picadura.
Si tienes síntomas como dificultad para respirar, urticaria, mareo, náuseas, tensión arterial baja, hinchazón de la garganta o lengua, picazón o inflamación importantes, puede tratarse de una reacción alérgica grave (aunque nunca antes te haya ocurrido) y debes consultarlo con un médico.

Prevención de la alergia alimentaria.

Debes conocer los alimentos que te producen alergia para evitar su consumo. Coméntalo con tu médico y hazte una prueba para detectarlos. Recuerda que entre los alimentos que provocan alergia con más frecuencia están: leche, huevos, pescado, mariscos, frutos secos, chocolate y cítricos.
Cuando comas fuera de casa, es necesario que te informes sobre los ingredientes de los guisos y salsas.
Lee atentamente las etiquetas de los alimentos envasados para asegurarte de que no contienen ni siquiera trazas de los alimentos a los que eres alérgico. Algunos conservantes, potenciadores del sabor y colorantes también pueden resultar alergénicos.

Prevención de la alergia a medicamentos.

Algunos medicamentos pueden ocasionar alergias respiratorias, como la aspirina y sus derivados, los salicilatos (presentes en cremas para aliviar los dolores musculares, entre otros productos), antiinflamatorios, y algunos fármacos que se emplean para controlar la tensión arterial.
Advierte siempre a los profesionales sanitarios si eres alérgico a algún medicamento, porque otros fármacos pueden compartir la misma sustancia alergénica. También debes avisarles si eres alérgico a ciertos alimentos porque algunas vacunas, por ejemplo, contienen componentes del huevo.

Consejos generales para prevenir alergias.

No fumes, y no frecuentes lugares donde se concentre humo de tabaco, porque esta sustancia incrementa la respuesta alérgica y reduce los factores de defensa de la mucosa respiratoria frente a las infecciones.
Evita los cambios bruscos de temperatura y, en épocas de epidemia de gripe o catarro, procura no permanecer mucho tiempo en lugares cerrados donde haya mucha gente (centros comerciales, cines, restaurantes…), ni tener contacto con personas que tengan algún tipo de infección respiratoria.
Protege tu piel del sol. Utiliza una crema protectora adecuada para tu tipo de piel si vas a exponerte a la luz solar, aunque no sea verano.
Los olores fuertes que desprenden algunos productos también pueden originar alergia y agravar los síntomas y molestias. Si eres alérgico, ten cuidado con alimentos como salsas picantes y vinagre, perfumes, lacas, desodorantes, acetona, alcohol, y productos de limpieza para el hogar, entre otros.

Prevención de la alergia en bebés y niños.

Cuando hay miembros de la familia alérgicos (especialmente si se trata del padre, la madre, o ambos) se incrementan las posibilidades de que el nuevo bebé llegue a desarrollar algún tipo de alergia. Sin embargo, tomar algunas precauciones puede contribuir a retrasar, o incluso evitar, el desarrollo de alergias en los niños.

Toma nota de cómo prevenir la alergia en bebés y niños:

No al tabaco

No se debe exponer a los niños al humo del tabaco, ni durante la gestación, ni después del nacimiento. La embarazada no debe fumar, y tampoco deben hacerlo las personas que conviven con ella.

Lactancia materna

Se ha demostrado que amamantar al bebé retrasa la exposición del intestino, todavía inmaduro, a una serie de alimentos (huevo, leche de vaca) potencialmente inductores de reacciones alérgicas. Es recomendable, pues, mantener la lactancia durante los seis primeros meses de vida, y retrasar la introducción de pescados, huevos y legumbres hasta los nueve, doce y quince meses, respectivamente.

Medidas dietéticas

Medidas que favorezcan el retraso de la aparición de posibles alergias en la infancia en niños con alto riesgo por antecedentes familiares alérgicos. En los casos en que no sea posible la lactancia materna, utilizar leches especiales hipoalergénicas (bajo riesgo para desencadenar alergia). Es fundamental esperar hasta pasados los seis meses de vida para incorporar alimentos sólidos a la dieta de estos niños.

Evitar la auto-medicación

El uso indiscriminado de fármacos puede originar la aparición de importantes reacciones indeseables.

Preguntas frecuentes sobre la alergia

Seis millones y medio de españoles sufren algún tipo de alergia en sus vidas. Si eres uno de ellos aquí encontrarás respuesta a las preguntas más frecuentes sobre la alergia, la mayoría de ellas relacionadas con la evolución de la enfermedad en sí o con la efectividad de los tratamientos existentes para su control. Y si después de leer estas respuestas aún te queda alguna duda por resolver no dudes en consultar con tu experto.

¿Es hereditaria la alergia?

Los alérgicos, efectivamente, pueden transmitir a sus descendientes la predisposición a desarrollar alergia. Cuando uno de los padres es alérgico, su hijo tendrá alrededor de un 40% de posibilidades de convertirse en alérgico a su vez y, si ambos progenitores lo son, el riesgo es del 70%. Se pueden, sin embargo, tomar una serie de medidas para retrasar o, incluso, evitar, que el niño desarrolle alergia, ya que la exposición a ciertos factores ambientales puede acelerar la aparición de este trastorno (ver apartado prevención de la alergia).

¿Qué diferencia hay entre una alergia y un resfriado?

En ocasiones los síntomas de la alergia son similares a los del resfriado común, por lo que no es fácil distinguir de cual de las dos afecciones se trata. Lo que nos puede ayudar a determinar que es alergia es que este trastorno suele acompañarse de picor nasal, estornudos abundantes y continuados, mucosidad acuosa (en el resfriado los mocos son más espesos), y afectación ocular. El resfriado, además, desaparece al cabo de una semana o diez días, mientras que la rinitis alérgica es recurrente.

¿Se cura la alergia?

Hasta el momento no se ha conseguido curar la alergia, y los tratamientos tienen como objetivo aliviar los síntomas. Los más empleados en el tratamiento de alergias leves son los antihistamínicos, que ofrecen muy buenos resultados y, en el caso de los de segunda generación, tienen pocos efectos secundarios y no provocan somnolencia a la mayoría de los pacientes.

¿Cómo actúan los antihistamínicos?

Los antihistamínicos alivian los principales síntomas de la alergia, como el picor y la secreción nasales, los estornudos y la conjuntivitis, y resultan efectivos en el tratamiento de todo tipo de alergias porque actúan bloqueando los receptores H1 de la histamina (molécula involucrada en las reacciones de hipersensibilidad alérgica), impidiendo de esta manera que se manifiesten los síntomas de la alergia.

¿Y las vacunas?

Lo que comunmente se conoce como vacuna de alergia consiste en administrar al paciente un extracto del alérgeno responsable de la enfermedad, mediante dosis progresivamente crecientes a intervalos regulares de tiempo, con la finalidad de inducir la tolerancia necesaria para controlar la respuesta alérgica. En los casos en que esté indicada, se considera el único tratamiento capaz de modificar el curso natural de la enfermedad alérgica.

¿Cómo puedo aliviar la congestión nasal?

Algunos antihistamínicos incluyen descongestivos en su composición; además, también puedes recurrir a productos naturales como las soluciones salinas de agua de mar, que habitualmente se comercializan en forma de spray, y que hidratan y limpian la mucosa nasal, facilitan la expulsión de secreciones y te ayudarán a respirar mejor. Puedes encontrar otras recomendaciones para despejar tu nariz en nuestra sección tratamiento de la congestión nasal.

¿Qué es la anafilaxia?

Es la manifestación más grave e intensa de un cuadro alérgico, aunque no es frecuente. Debe existir una sensibilización previa en el paciente ante el alérgeno que le provoca la reacción alérgica y, con un nuevo contacto con esta sustancia, el organismo reacciona de forma inmediata, y pueden alterarse la tensión arterial y el pulso del paciente que, incluso, puede llegar a perder el conocimiento. Los casos más graves pueden desencadenar lo que se conoce como shock anafiláctico, que puede ocasionar la muerte del afectado. Las picaduras de insectos y el consumo de ciertos alimentos (frutos secos, mariscos…) o medicamentos, pueden provocar esta reacción desmesurada en las personas sensibles a estos alérgenos.

¿Por qué está aumentando el número de alérgicos?

La incidencia de patología alérgica se está incrementando en los países desarrollados a causa de varios factores ambientales relacionados con el estilo de vida de la población. Entre estos factores destaca la contaminación atmosférica, ya que los altos niveles de contaminación interaccionan con sustancias como el polen, una de las más alergénicas, facilitando la llegada de los granos de polen a las vías respiratorias, y favoreciendo el desarrollo de alergia, incluso en las personas no predispuestas. En España, más del 21% de la población padece algún tipo de alergia, y la mitad de estas personas son alérgicas al polen. Otros factores asociados a este incremento son el uso de aire acondicionado, que aumenta la humedad en el interior de las viviendas, lo que favorece la proliferación de ácaros del polvo y hongos; y convivir con mascotas (gatos, perros, pájaros), que también contribuye a la sensibilización alérgica.

¿Qué es la atopía?

Se trata de una predisposición genética para producir inmunoglobulina E frente a alergenos comunes en el ambiente. Cuando la Inmunoglobulina E se produce como respuesta a sustancias que se encuentran habitualmente en el medio ambiente, en vez de emplearse contra organismos potencialmente nocivos para el organismo, se desencadena una reacción alérgica.

¿Cómo puedo saber si el día será bueno o malo para la alergia?

El Comité de Aerobiología de la SEAIC pone a tu disposición, en la web www.polenes.com, un mapa donde podrás encontrar los niveles de concentración de diferentes tipos de pólenes, para que, si vas a viajar o simplemente antes de salir de casa, sepas si ese día te toca estornudar y debes armarte de kleenex o si es oportuno que te tomes preventivamente tu tratamiento para la alergia. Una herramienta muy útil y fiable para los previsores.

Más información sobre CH SALUD en:  www.chsalud.es

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