En este artículo se hablará de la cistitis, una infección del tracto urinario que afecta tanto a mujeres como a hombres, si bien la incidencia es más elevada en ellas, según la Asociación Española de Urología (AEU).
¿Qué es la cistitis o infección de orina?
La cistitis es el nombre más común que se le da a la inflamación de la vejiga. Normalmente, este padecimiento es resultado de una infección bacteriana que puede producirse ante una serie de detonantes tales como una higiene deficiente, la exposición de la zona genital a agentes bacterianos (bañarse en aguas estancadas, por ejemplo), o una tendencia cronificada debida a un problema inicial que no ha sido correctamente tratado.
Los microbios son los responsables de la aparición de esta afección. Estos entran por las vías urinarias y se desplazan a través de los conductos hasta establecerse en la vejiga, donde pueden reproducirse y desarrollar toda la sintomatología. En casos más graves, estos organismos escalan hasta los riñones y producen un agravamiento importante del problema. Si no se trata a tiempo, la situación puede desembocar en un fallo renal potencialmente mortal.
Síntomas de la inflamación de la vejiga
Si existe un síntoma inequívocamente indicativo de esta dolencia es la sensación de necesidad de orinar sin que realmente se tenga la vejiga llena, lo que ocasiona que el afectado visite el inodoro incontables veces seguidas sin éxito. Se trata de un hormigueo característico, entremezclado con ardor, que comienza de forma ligera y se va incrementando a medida que pasan las horas. En ausencia de tratamiento, esta molestia puede llegar a ser insoportable.
Debido a la gran irritación, la orina puede llegar a ser de color rojizo o anaranjado a causa de la sangre que se diluye en el fluido. A su vez, a la hora de orinar puede experimentarse un ardor intenso debido a la gran sensibilidad de las vías urinarias y los ácidos naturalmente presentes en la orina. La infección de orina hace que el olor de esta sea mucho más notable.
Si la inflamación de la vejiga se agrava y los microbios suben a los conductos renales y riñones, el malestar puede pasar de localizado a general en cuestión de pocas horas o días, produciendo fiebre y otras consecuencias.
¿Cómo se trata?
Si la infección no es complicada (algo que se sabrá tras el análisis de orina correspondiente en el centro sanitario), el tratamiento más común suele consistir en la toma de antibióticos durante algunos días. Esto puede ir en combinación con la aplicación de alguna pomada o incluso de óvulos intravaginales en el caso de las mujeres, cuyo padecimiento tiene una incidencia más elevada debido a la corta longitud de la uretra (4 cm) respecto a la de los hombres (de 14 a 20 cm).
Si la infección ha pasado a los riñones, el tratamiento se complica y podría ser necesario el ingreso del paciente en un centro hospitalario.
¿Cómo se previene?
Para evitar este tipo de infecciones, debe procurarse un correcto cuidado de la higiene íntima realizando lavados con productos sanitarios adecuados. Es recomendable no aguantar la micción si no es imprescindible, así como utilizar un método de protección a la hora de mantener relaciones sexuales para evitar la transmisión de agentes agresivos. Beber la cantidad adecuada de agua cada día ayudará a ir al baño con mayor frecuencia, lo que evitará una acumulación innecesaria de bacterias en el área.
La cistitis es un problema muy frecuente que debe diagnosticarse y tratarse de forma inmediata para evitar su desarrollo. Si se toman las precauciones recomendadas y se garantiza una higiene óptima para el área genital, es posible mantener a raya esta molesta afección que padecen millones de personas cada día.