Protege tu piel del frío

por | 16 noviembre, 2018

Protege tu piel del frío

Los factores climatológicos adversos, como el frío y el viento, pueden debilitar nuestra piel provocando graves trastornos e incluso su envejecimiento precoz.

PROTEGE LA PIEL DEL FRIO

Aprende a cuidarla, por fuera y por dentro, también en invierno.

Cómo cuidar tu piel en invierno
Protege tu piel del frío

A pesar de que la piel cuenta con sus propios medios de autodefensa, los factores climatológicos adversos, como el frío y el viento, la pueden debilitar provocando graves trastornos e incluso su envejecimiento precoz. Aprende a cuidarla también en invierno.

Los cambios bruscos de temperatura a los que es sometida nuestra piel en invierno deterioran su capa hidrolipídica, dejándola desnuda frente a las agresiones externas, con ello se acentúa la pérdida de agua y aparece la deshidratación.

Los síntomas que la acompañan son: sequedad, descamación, falta de brillo e incluso pequeñas heridas.

Recomendaciones para cuidar tu piel en invierno

La Academia Española de Dermatología aconseja seguir las siguientes pautas para superar el invierno sin daños:

Las manos, la cara y el cuello

Al carecer de glándulas sebáceas se descama con mayor facilidad y han de ser hidratas a conciencia, ya que son las zonas que más expuestas a la inclemencias del tiempo. Para ello, conviene utilizar cremas altamente nutrientes que cuenten, como mínimo, con un factor de protección solar 15.

Los labios

los sientes resecos evita humedecerlos con saliva, pues esto produce una irritación adicional, en su lugar opta por protectores labiales hidratantes.

Cambios de temperatura

Cuidado con ellos, el paso del frío al calor es muy perjudicial para la piel, especialmente en el caso de las más sensibles, y puede aumentar las posibilidades de que aparezcan vasos dilatados y rojeces.

Ropa

Si has de exponerte a climas fríos, elige prendas de tejido térmico, como el algodón, que además de conservar el calor mantiene la piel seca y permite la evaporación del sudor. El uso de prendas invernales demasiado ceñidas impiden la correcta transpiración del organismo, lo que a su vez puede provocar descamación en piel.

Deporte

Los aficionados a los deportes de invierno deben extremar estas precauciones especialmente en las horas centrales del día (12-15 horas), mediante la utilización de un factor de protección solar adecuado.

En el baño

El frío invernal provoca que nada más llegar a casa apetezca tomar una ducha caliente, cuidado con la temperatura del agua, pues los baños excesivamente calientes y prolongados remueven el manto hidrolipídico. Por ello los dermatólogos recomiendan tomar baños rápidos con agua tibia y jabones que respeten la estructura química de la piel.

Hidratación

Tipología (seca, grasa, o sensible). Aplícala en todo el cuerpo, con especial énfasis en codos y rodillas, éstas son regiones que se resecan con facilidad.

Temperatura ambiente

En casa la temperatura ambiente no debería sobrepasar los 22 grados y siempre que fuese posible se debería contar con un humidificador o sistema de humidificación ambiental, como colocación de toallas húmedas en radiadores y otros focos de calor.

Cómo cuidar tu piel a cada edad

La piel va evolucionando y modificándose con los años. Así, una misma persona puede pasar por varios tipos de piel a lo largo de su vida.

Durante la infancia suele ser más seca, se hace más grasa al llegar a la pubertad y se mantiene grasa o mixta durante la edad adulta, haciéndose extremadamente sensible durante la menopausia o la vejez.

Por tanto, a cada edad los cuidados de la piel son diferentes, así:

La piel de los niños y los ancianos es particularmente sensible a los rigores invernales y es frecuente que padezcan fisuras y escamas, para ellos la Sociedad Española de Dermatología recomienda la utilización de jabón de avena y una hidratación intensiva habitual.

También se debe usar de manera diaria crema con protección solar, pues aunque sea invierno o esté nublado los rayos del sol pueden dañar la epidermis.

Si tienes menos de 30 años lo más importante es que limpies bien tu rostro de la polución y el maquillaje todas las mañanas y todas las noches.

También en esta etapa se debe utilizar una crema específica para cada tipo de piel y una sesión de exfoliación una vez a la semana, si tienes la piel muy sensible puedes hacerlo cada más tiempo.

Si estás en la treintena no debes olvidar hacerte mascarillas faciales una vez a la semana para nutrir la piel, que pierde colágeno con el tiempo.

A la vez hay que usar una crema para el contorno de ojos y un sérum antes de aplicar la crema hidratante.

A partir de los cuarenta los cuidados son mucho más específicos de cada tipo de piel, con exfoliaciones, sérums y con cremas de noche mucho más nutritivas.

Por otra parte, algunas enfermedades dermatológicas como el eritema pernio (sabañones), la psoriasis o la dermatitis atópica empeoran en invierno.

Si padeces alguna de estas afecciones, una visita al dermatólogo es inexcusable en esta época del año independientemente de la edad que tengas.

Dieta invernal para cuidar la piel

El pescado azul ayuda a que tu piel no se inflame ni se descame gracias al Omega 3.

El frío provoca una vasoconstricción de los capilares sanguíneos que dificulta la oxigenación de las células de la piel, altera la capa hidrolipídica que la protege y disminuye la actividad de las glándulas sebáceas.

Por ello es necesario cuidarla también desde el interior, ingiriendo los alimentos y la cantidad de grasas adecuadas que la ayuden a sobrellevar mejor los meses invernales.

Estos son algunos trucos que te permitirán lleva una dieta invernal para cuidar mejor tu piel:

Toma pescado azul dos veces a la semana, contiene ácidos grasos omega 3 que protegen la membrana celular y evitarán que tu piel se inflame y se descame

Añade semillas de sésamo o pipas de girasol a tus platos porque, además de contener grasas esenciales para su cuidado, poseen un alto contenido en zinc, un mineral que suaviza y mejora el aspecto de la epidermis.

Consume un aguacate al día, contiene nutrientes esenciales para la piel (ácidos grasos esenciales), proteínas de alta calidad que se digieren fácilmente, y vitaminas E, A, D y B. Además, la parte interna de su cáscara puede servir como exfoliante e hidratante natural para tus labios.

Aumenta tu dosis de fibra y antioxidantes tomando salvado de avena, tienen una actividad antioxidante muy similar a la de las frutas y vegetales, y su fibra tiene efecto prebiótico, equilibrando la flora intestinal.

Complementa tu dieta con germen de trigo, muy rico en vitamina E, y con perlas de aceite de pescado.

Bebe cada día una taza de té blanco, ya que es una de las infusiones más ricas en antioxidantes.

Por las mañanas, no olvides degustar un zumo de naranja, granada o kiwi; contienen una alta dosis de vitamina C y bioflavonoides.

Escrito por Gemma Paz del Pino, Periodista

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