Qué es el síndrome de piernas inquietas

por | 7 noviembre, 2018

Síndrome de piernas inquietas

El SIP es un trastorno neurológico que produce un sinfín de reacciones molestas, sobre todo en las extremidades inferiores, que hace que el afectado no pueda dejar de moverlas. Te damos consejos para controlarlo.

Qué es el síndrome de piernas inquietas

Síndrome de piernas inquietas

Aún existe la idea entre la población de que el síndrome de piernas inquietas (SPI) es una invención. Pero nada más lejos de la realidad.

Esta enfermedad, que produce innumerables reacciones molestas, sobre todo en las extremidades inferiores, pone en jaque la salud y calidad de vida de los afectados.

Por esta razón es tan importante su diagnóstico y tratamiento inmediato, así como la incorporación de hábitos saludables que ayuden a controlar los síntomas.

Sindrome Piernas Inquietas

¿Qué es el síndrome de piernas inquietas?

El síndrome de piernas inquietas o SPI es un trastorno neurológico que provoca sacudidas, picores, nerviosismo, hormigueo, pinchazos, calor e incluso dolor en las extremidades inferiores cuando la persona se encuentra relajada o en reposo –de hecho, aparece con mayor intensidad durante la noche–, por lo que no puede parar de moverlas.

Las molestias suelen reducirse si se mueven las piernas, por eso la mayoría de los afectados optan por caminar –de ahí que también se conozca a los afectados como andadores nocturnos–.

Pero estos síntomas, en grado moderado o severo, conllevan dificultad para conciliar y mantener el sueño, lo que deriva en un agotamiento, dificultad de atención y alteraciones en el estado de ánimo.

Desde la Sociedad Española de Sueño y la Asociación Española del Síndrome de Piernas Inquietas aseguran que las personas afectadas de SPI duermen de media menos de cinco horas al día.

No sólo eso, sino que además este descanso es de ínfima calidad, ya que sufren microdespertares que no les permiten descansar adecuadamente por la noche, lo que conlleva que por el día estén excesivamente cansados, tengan dificultades de memoria y concentración, y puedan llegar incluso a sufrir depresión o ansiedad.

Los síntomas diurnos tampoco deben perderse de vista. Nuevos datos revelan que casi siete de cada diez pacientes con SPI también sufren crisis sintomáticas durante el día, que principalmente suelen manifestarse en los momentos de inmovilidad.

A las personas afectadas por el síndrome de piernas inquietas les cuesta permanecer sentados y estar relajados, lo que les impide realizar acciones normales para los demás como conducir, ir a eventos culturales e incluso trabajar.

No obstante, la merma de la calidad de vida no es el único problema que acarrea el SPI.

Según un estudio elaborado por la Asociación Española de Síndrome de Piernas Inquietas (AESPI), en colaboración con el Instituto de Investigaciones del Sueño, los pacientes con SPI tienen hasta 2,5 veces más de probabilidades de desarrollar una cardiopatía.

Asimismo, el riesgo de hipertensión arterial aumenta también hasta 2,5 veces más frente a la población que no tiene SPI.

Se calcula que este problema afecta a un 10 o 15% de la población mundial de entre 18 y 65 años.

En concreto, siete de cada diez afectados son mujeres blancas, con historial familiar de síndrome de piernas inquietas y con antecedentes previos de diabetes, ferropenia, artritis reumatoide o insuficiencia renal.

Causas y tipos de síndrome de piernas inquietas

Tipos de síndrome de piernas inquietas

Existe un tipo de SPI producido por causas hereditarias.

A pesar de la múltiples investigaciones realizadas, la causa del síndrome de piernas inquietas (SPI) no está clara aún. Sin embargo, se barajan varias posibilidades que dan origen a los distintos tipos de SPI:

  • Síndrome de piernas inquietas primario o familiar: es el que se produce por causas genéticas. Los expertos aseguran que existen varios cromosomas relacionados y están investigando en esta línea. Se estima que el 66% de los pacientes con SPI tienen al menos un familiar de primer grado afectado (hermanos, padres, hijos).
  • De piernas inquietas secundario: surge como resultado de otra enfermedad, generalmente anemia y bajo nivel de hierro en la sangre, y otras patologías crónicas como neuropatía periférica, diabetes, insuficiencia renal o artritis reumatoide. También, durante el parto, el 15% de las mujeres desarrollan SPI secundario.
  • Síndrome de piernas inquietas idiopático (de causa desconocida): se le denomina así cuando no existen precedentes familiares de SPI y la persona no tiene ninguna enfermedad que se relacione con esta afección.

En cualquier caso, los especialistas apuntan que el SPI se debe a un trastorno del sistema dopaminérgico, encargado de generar dopamina, una sustancia natural producida en el cerebro que es ineludible para controlar el movimiento. Y esta alteración es la que provoca los síntomas característicos del síndrome de piernas inquietas.

Diagnóstico del síndrome de piernas inquietas

El paciente con SPI siente cómo sus síntomas empeoran cuando está en reposo.

Hay quien esgrimía que el síndrome de piernas inquietas (SPI) era uno más de los síndromes inventados en los últimos años, sin embargo, actualmente esta enfermedad se puede diagnosticar mediante datos clínicos.

Estos son los cuatro criterios que deben estar presentes en su diagnóstico:

  • Necesidad de movimiento de las piernas, que suele acompañarse de sensaciones molestas.
  • Nerviosismo motor en las extremidades inferiores.
  • Empeoramiento de los síntomas cuando se está en reposo y alivio cuando se está en movimiento.
  • Aparición de los síntomas por la tarde-noche.

No se trata de criterios imprescindibles; por tanto, para verificar el diagnóstico del síndrome de piernas inquietas, el especialista valora otros aspectos, entre los que se encuentran: la dificultad para conciliar y mantener el sueño, un examen neurológico normal o la historia familiar de SPI.

También es interesante que se realice una analítica para determinar si existe falta de hierro, ya que la carencia de este mineral afecta especialmente a las personas con síndrome de piernas inquietas.

Asimismo, puede resultar necesario un estudio del sueño para comprobar la presencia de movimientos periódicos en las piernas.

Esta prueba se llama polisomnografía y los expertos la consideran una herramienta muy útil.

Especialmente en los casos en lo que existen más dudas, ya que esta prueba aporta información adicional que puede resultar esclarecedora. Sin embargo, no es eficaz al cien por cien.

Tratamiento del síndrome de piernas inquietas

El empleo de agentes dopaminérgicos ha producido un gran avance en el tratamiento del SPI.

En el último lustro se ha producido un gran avance en el tratamiento del síndrome de piernas inquietas (SPI), gracias sobre todo al empleo de agentes dopaminérgicos, que actúan sustituyendo a la dopamina, una sustancia del cerebro relacionada con el control del movimiento, y que no se genera correctamente en las personas que tienen SPI.

El 5% de los pacientes con síndrome de piernas inquietas precisan tratamiento.

Se trata de aquellos que sufren los síntomas propios de esta patología más de tres veces por semana.

Los especialistas suelen prescribirlos en dosis bajas y las van incrementado en función de las necesidades, aunque siempre de forma dosificada para evitar posibles efectos secundarios, como náuseas, hipotensión…

Las primeras soluciones terapéuticas que surgieron se tomaban por vía oral y se centraban específicamente en el control de las crisis nocturnas.

Sin embargo, tras comprobarse que gran parte de los diagnosticados con SPI (en grado moderado a severo) seguían presentando crisis sintomáticas durante el día a pesar de haber seguido tratamiento durante una media de tres años, se hizo evidente que es necesario buscar nuevas terapias que permitan controlar la enfermedad durante todo el día.

En este contexto, surge un nuevo fármaco en forma de parche, seguro y eficaz, para el tratamiento de los síntomas del SPI, que permite la liberación continua de agentes dopaminérgicos durante las 24 horas del día, reduciendo tanto los síntomas diurnos como los nocturnos.

Además, ayuda en gran parte a rebajar el estado de ansiedad e impotencia de muchos pacientes y mejora el cumplimiento terapéutico.

Consejos para los pacientes con síndrome de piernas inquietas

Una buena higiene del sueño es fundamental para controlar los síntomas del SPI.

Con el fin de mejorar los síntomas y su calidad de vida, las personas con síndrome de piernas inquietas (SPI) deben conocer más y mejor su enfermedad, asumir su situación y adoptar un estilo de vida saludable, que junto con el cumplimiento terapéutico, les ayude a controlar los síntomas.

En este sentido, los expertos recomiendan los siguientes consejos para pacientes con SPI:

  • Mantenerse bien informados: las asociaciones de pacientes juegan un papel fundamental en este aspecto. Pero también es interesante mantener una estrecha colaboración con el especialista para conocer mejor su estado y la evolución de la patología. Con objeto de promocionar los conocimientos necesarios para mejorar el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad, la Asociación Española de Síndrome de Piernas Inquietas (AESPI) ha publicado la Guía de Recursos para las personas con Síndrome de Piernas Inquietas. En ella se incluyen algunas herramientas útiles, como cuestionarios abreviados, un sencillo diario, historias reales de pacientes…
  • Evitar sustancias excitantes como el tabaco, alcohol, café, té, ciertos refrescos, chocolate… porque favorecen la aparición de los síntomas.

  • Ocupar la mente, sobre todo cuando se están produciendo los síntomas. Es aconsejable que los pacientes busquen algún pasatiempo con el que entretenerse cuando se produzcan las molestias, ya que así acabarán relajándose y disminuirán los síntomas.
  • Adoptar una buena higiene de sueño, puesto que la fatiga y la somnolencia tienden a empeorar los síntomas, se aconseja mejorar los hábitos relacionados con el sueño: acostarse y levantarse siempre a la misma hora, mantener un entorno tranquilo, cómodo, silencioso…

  • Practicar ejercicio: realizar deporte de forma constante ayuda a mantener los músculos fuertes y las articulaciones flexibles y ágiles. Además, mejora la autoestima y proporciona sensación de control sobre el síndrome de piernas inquietas. Pero debe evitarse el ejercicio intenso a última hora del día porque empeora los síntomas y dificulta el sueño.
  • Realizar estiramientos a diario: estos puede ser bien mediante actividades como el yoga, el Tai Chi o el Pilates, o con ejercicios al empezar y acabar el día. Otras técnicas, como la musicoterapia o acupuntura, también parecen tener buena aceptación en la rehabilitación de la enfermedad.

Escrito por Carmen Moreno, Periodista especializada en Salud, Embarazo, Infancia y Tercera Edad
Revisado por Esperanza López, Presidenta de la Asociación Española de Síndrome de Piernas Inquietas (AESPI)

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