Artrosis. Sintomas, Diagnóstico, tratamiento y recomendaciones.

por | 28 noviembre, 2016

Artrosis. Sintomas, Diagnóstico, tratamiento y recomendaciones.

Los síntomas que el paciente refiere y el examen de las articulaciones afectadas será lo que indique al médico un posible diagnóstico de artrosis.

radiografia-rodilla-artritisLas radiografías también son muy útiles en la confirmación del diagnóstico y ayudan a descartar otras posibles patologías.

Es frecuente observar en las radiografías pequeñas luxaciones de las falanges de los dedos, cierta pérdida de la calcificación, y la fusión de algunas articulaciones por la pérdida del espacio donde se encuentra el cartílago.

En la columna pueden observarse pequeños picos en las vertebras conocidos como osteofitos.

Para casos avanzados y habitualmente previos al tratamiento quirúrgico, se puede realizar una resonancia magnética que permitirá ver la magnitud del problema con mayor precisión.

En los últimos años se ha avanzado en el uso de la ecografía articular, que en esta patología puede aportar información sobre la presencia de líquido en la articulación, o de fragmentos sueltos de cartílago por ejemplo.

Los análisis de orina o de sangre no suelen encontrarse alterados, de manera que no son de gran utilidad.

En algunos casos, el médico puede extraer algo del líquido sinovial de la articulación (artrocentesis), con dos finalidades: analizarlo para descartar otras patologías y liberar la articulación afectada de la presión ejercida por el acúmulo de líquido sinovial en la misma.

El análisis de este líquido permite cuantificar el número de glóbulos blancos, apreciar la viscosidad del líquido y la presencia de cristales de algún material cálcico. Será más útil para diferenciarlo de otras inflamaciones articulares como las artritis o las patologías articulares por depósito de cristales.

Tratamiento de la artrosis

Las medidas terapéuticas pautadas para tratar la artrosis van encaminadas al alivio de los síntomas, pues actualmente no existen fármacos o terapias que impidan su progresión.

De esta manera, los medicamentos empleados para el tratamiento de la artrosis son aquellos que alivien el dolor y la inflamación, y algunos que retrasan o enlentecen la degeneración de los cartílagos:

Fármacos analgésicos y antiinflamatorios

Para pacientes con artrosis se utilizan los más habituales, como son el paracetamol, el ibuprofeno, el dexketoprofeno y el metamizol.

Deben ser tomados diariamente y en varias tomas, necesitando complementar con otros o incrementar su dosis cuando irrumpa una crisis de dolor o inflamación.

Como su uso prolongado puede conllevar problemas digestivos y renales, se recomienda tomarlos siempre bajo control médico y vigilando los posibles efectos adversos.

Algunos analgésicos más potentes, como los opiáceos menores, contribuyen al alivio del dolor sin efecto antiinflamatorio.

A esta familia pertenecen la codeína y el tramadol. Y con menor efecto irritante para el estómago se aprobaron para este uso los inhibidores de la COX-2, como el celecoxib y etoricoxib. Ofrecen un buen control del dolor a expensas de un menor efecto nocivo.

El uso de corticoides queda reservado sobre todo para pacientes que no puedan tomar antiinflamatorios comunes, o para infiltrar las articulaciones dolorosas en situaciones muy concretas. Algunas infiltraciones se llevan a cabo con ácido hialurónico, cuyo inicio de acción es más lento que los corticoides, pero más duradero.

En situaciones avanzadas y con escasa respuesta al tratamiento previamente expuesto se recurre a opioides mayores y sus análogos, que pueden incluso administrarse en parches.

Como complemento a estos fármacos para tratar la artrosis, existen situaciones en las que el médico o el reumatólogo puede recomendar la aplicación tópica de sustancias como la capsaicina, que disminuye la transmisión local del dolor, sobre articulaciones doloridas pequeñas, pero cuya aplicación es muy irritante.
Fármacos para preservar el cartílago

Se utilizan el condroitín sulfato y el sulfato de glucosamina, evitando su desgaste precoz y contribuyendo en alguna medida a una menor necesidad de consumir analgésicos.

Tratamiento quirúrgico

En situaciones avanzadas se requiere de la sustitución de la articulación dañada y degenerada por prótesis en las articulaciones mayores, como la rodilla y la cadera. En algunos casos se puede necesitar una operación para corregir luxaciones que estén provocando un dolor incontrolable.

Pronóstico de la artrosis

La artrosis no tiene cura por el momento, pero los tratamientos disponibles, así como las recomendaciones para la artrosis indicadas en el siguiente apartado, pueden atenuar mucho los síntomas, en especial el dolor y la inflamación, de manera que el paciente pueda llevar una vida casi normal.

En algunos casos, la artrosis no evoluciona, no es degenerativa; de manera que, aunque puede aparecer el dolor en forma de ataques de cuando en cuando, el cartílago no degenera completamente, o la deformación de la articulación no es total.

La presencia de obesidad o las articulaciones modificadas o inestables son factores que implican un peor pronóstico en cuanto a necesidad de mayor analgesia, una peor calidad de vida y en ocasiones necesidad de tratamiento quirúrgico con lo que ello conlleva.

Recomendaciones para la artrosis

No hay una dieta específica, pero muchos tipos de artrosis se pueden mejorar evitando el sobrepeso, para no sobrecargar la articulación (muy importante en rodillas, caderas, e incluso en columna vertebral).

El ejercicio aeróbico frecuente (natación, pasear…) puede mejorar la funcionalidad de la articulación y evitar que los músculos relacionados se atrofien por disminución de su uso, pero alternando con periodos de descanso.

Si se padece de artrosis en las manos, es conveniente reducir el tiempo que se dedica a actividades como coser o algunas manualidades, ya que los movimientos repetitivos no convienen.

Algunos ejercicios con parafina han aportado alivio a algunos pacientes, aunque con resultados dispares.

Existen en las ortopedias ciertas férulas que pueden contribuir a aliviar la carga que soporta la articulación, pero deben complementarse con ejercicios específicos para favorecer el movimiento de la articulación y fortalecer los músculos; así como con la aplicación de calor o frío para relajar y tonificar la zona. El calor local puede calmar el dolor, aplicado en forma de baño o con una manta eléctrica.

El frío es bueno para reducir la inflamación y tonificar la zona. Por la mañana es normal que duela más, debido a la inactividad de la noche; por ello, el baño caliente por la mañana es una buena manera de desentumecer las articulaciones afectadas.

Es importante evitar cargar con pesos excesivos, caminar por superficies irregulares, o permanecer de pie mucho tiempo sin descansar, en caso de sufrir de artrosis de cadera, rodilla, columna vertebral… Usar un calzado cómodo también es fundamental, para evitar adoptar posturas incorrectas.

Algunos pacientes encontrarán útil el uso de bastón, para favorecer la marcha, mantener el equilibrio y evitar las caídas.

Es fundamental la aceptación de la enfermedad en cuanto a la percepción estética de algunas deformidades articulares y a la percepción del dolor, que si no es constante en la mayoría de los casos, sí interrumpe con frecuencia el curso normal del individuo. Adaptarse a estos cambios puede ser más sencillo con las medidas descritas y con los tratamientos que, en cada caso, sean necesarios.

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