Las secuelas del SARS-CoV-2

por | 6 noviembre, 2020

Las secuelas del SARS-CoV-2

Siempre hay un antes y un después en cada acontecimiento. Pensamos que percibimos las consecuencias a corto o a largo plazo de cada desastre, pero no existe hoja de ruta que nos muestre cómo afecta el SARS-CoV-2 a nuestro organismo con el tiempo.

Síntomas graves persistentes

La infección por coronavirus varía desde una infección asintomática hasta una enfermedad mortal. Las estimaciones son que aproximadamente 20 millones de personas en todo el mundo se han ‘recuperado’.

Los médicos están observando y leyendo informes con síntomas graves persistentes e incluso disfunción de órganos diana después de la infección.

Debido a que covid-19 es una enfermedad nueva, gran parte del curso es incierto.

El punto de vista español

Los síntomas y las secuelas son frecuentes, aunque aparecen de manera diferente en los pacientes.

La diferencia se explica por las distintas acciones empleadas: si se preguntan y recogen o no los datos, si se realiza según los recuerdos del enfermo- o prospectiva, del momento en el que se realiza el seguimiento tras el cuadro agudo, si los pacientes proceden de los hospitales o no, si se incluyen o no problemas relacionados que a priori pueden parecer menos graves, pero que constituyen una sufrimiento y una reducción en la calidad de vida, o si se busca la afectación persistente del daño en algunos órganos aun sin tener síntomas asociados, etc.

1 de cada 10 de los pacientes pueden permanecer con síntomas más de 3 semanas y en menor proporción, durante meses. En los que han requerido hospitalización, este porcentaje es muy superior, pudiendo llegar hasta el 50% o incluso al 90%».

Falta de aire

Entre los síntomas más frecuentes están la fatiga, el cansancio o el dolor de cabeza.

La falta de aire es frecuente, ocasionalmente grave, impidiendo realizar actividades que antes de la infección se realizaban sin dificultad, e incluso necesitar tratamiento con oxígeno en domicilio. Puede ser debido a un daño crónico con fibrosis en sus pulmones tras la infección viral y la inflamación subsiguiente.

La insuficiencia respiratoria puede ser debido a otras complicaciones graves, como la formación de trombos.

Secundariamente se puede desarrollar una hipertensión pulmonar que dificultará la oxigenación y tolerancia al ejercicio.

Otros síntomas son dolores y debilidad musculares, mareo, palpitaciones, dolor de pecho, pérdida del olfato o gusto, tos, fiebre, dolor de garganta, dispepsia (gastritis o indigestión) y otras molestias abdominales, lesiones cutáneas, parestesias (cosquilleos en piel), dificultad para concentrarse o problemas de memoria.

Hay pacientes que tras la infección permanecen con secuelas cardiacas tras haber padecido un infarto de miocardio o una miocarditis (inflamación del tejido del corazón). También se puede dar insuficiencia renal o una eliminación elevada de proteínas en la orina.

Son muy frecuentes los trastornos psicológicos, como la ansiedad o el insomnio.

Puede haber cambios de humor e irritabilidad. Algunos cuadros pueden llevar a una depresión más grave o al estrés postraumático.

Corazón

La lesión miocárdica se ha visto en pacientes con covid-19 agudo grave, junto con enfermedad tromboembólica. Se han descrito inflamación y miocarditis del miocardio, así como arritmias cardiacas, después de la infección.

Pulmonar

Anomalías radiológicas compatibles con disfunción pulmonar, como engrosamiento intersticial y evidencia de fibrosis. Meses después del alta, el 25% de los pacientes presentó una reducción de la capacidad de difusión del monóxido de carbono.

Neurológico

El SARS-CoV-2 puede penetrar el tejido cerebral a través de la viremia y también por invasión directa del nervio olfatorio, lo que conduce a la anosmia.

Los síntomas neurológicos a largo plazo después del covid-19 son cefalea, vértigo y disfunción quimiosensorial (por ejemplo, anosmia y ageusia)

Salud y bienestar emocional

No se ha determinado el alcance de las preocupaciones emocionales y conductuales y la angustia general de los afectados.

Un diagnóstico de covid-19 y la necesidad de distanciamiento se asocia con sentimientos de aislamiento y soledad.

El estigma relacionado con el virus también se ha generalizado y puede dar como resultado una sensación de desesperanza.

Los informes de malestar y agotamiento al síndrome de fatiga crónica pueden dejar pacientes con debilidad física y trastornos emocionales.

Las personas que se recuperan pueden tener un riesgo mayor de depresión, ansiedad, estrés postraumático y trastorno por uso de sustancias.

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